Madrid, 22 oct (EFE), Marta Ostiz
El presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary se sincera con EFE sobre la enseñanza religiosa islámica.
Madrid, 22 oct (EFE), Marta Ostiz
La elección de la asignatura de religión islámica o evangélica en los colegios públicos y concertados se ha convertido para muchos padres en una auténtica «carrera de obstáculos» que les impide ejercer este derecho amparado por la Constitución en igualdad de condiciones con los alumnos católicos.
Desde 1992, los acuerdos de cooperación entre el Estado español y tres de las confesiones de notorio arraigo (judíos, evangélicos y musulmanes) garantizan el derecho de estos alumnos a recibir enseñanza religiosa en los centros públicos o concertados.
La realidad, sin embargo, pone de manifiesto que menos de un 10 % de ellos pueden finalmente recibir educación religiosa, debido a la falta de información y coordinación entre centros educativos, consejerías y el propio Ministerio de Educación.
Así, una de las principales quejas de los representantes religiosos evangélicos y musulmanes (no existe la clase de religión judía porque no llegan al número mínimo de alumnos exigido) es que el formulario de matrícula ni siquiera contiene la casilla para marcar la opción de una religión distinta a la católica.
También son frecuentes las advertencias de directores de determinados colegios que intentan disuadir a los padres de que matriculen a sus hijos en estas materias con el argumento de que para acudir a ellas, los alumnos perderán clases de materias troncales como las matemáticas.
Así lo explica a Efe el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), Riay Tatary, que asegura que son frecuentes las quejas de los padres que se encuentran con centros educativos en los que les ponen multitud de trabas y problemas para impedirles optar a la asignatura de religión islámica.
«Hay gente que está en contra de la enseñanza de religión a pesar de que hay una ley contemplada en un convenio firmado con el Estado español y, sin embargo, prevalece más la opinión personal de un director de colegio que intenta con todas sus fuerzas evitarlo», lamenta.
Ante esta situación, muchos padres renuncian a reclamar sus derechos y terminan por no solicitar la matrícula en clase de religión.
Esto explica por qué el 90 % del alumnado musulmán carece de clases de religión islámica y hay 76 profesores para atender a 312.498 alumnos en toda España, la mayoría de ellos (85.842) en Cataluña donde, sin embargo, en el pasado curso no había ningún profesor para impartir esta asignatura.
Con menos estudiantes, pero los mismos problemas se encuentran los alumnos evangélicos (un total de 20.301 alumnos y 271 profesores repartidos en 996 centros educativos de toda España, especialmente en Andalucía).
Desde la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede) señalan a Efe que la falta de oferta e información por parte de los centros escolares acerca de la disponibilidad de cursar enseñanza religiosa evangélica es el primer problema al que se enfrentan los padres en esta auténtica «carrera de obstáculos».
«En muchos centros el formulario de matrícula no contiene la casilla para marcar la opción de Religión Evangélica (ni de las demás confesiones) por lo que los padres carecen ya de la información y opción de poder solicitarla», explican.
Cuando piden información reciben como respuesta a su petición que «en este centro no hay Religión Evangélica», un «frecuente argumento que hace que cientos de padres desistan en su intento de tener enseñanza religiosa evangélica para sus hijos».
Tanto la Ferede como la Ucide ponen a disposición de los padres los formularios en los que se puede optar por religión católica, evangélica, islámica, judía o la actividad alternativa a la religión, que entregan al centro educativo con copia a estas entidades para hacer seguimiento de la solicitud, pero con poco éxito.
Otro de los problemas a los que se enfrentan estas confesiones es la necesidad de llegar a un número mínimo de alumnos (10) para poder crear un grupo, lo que obliga, en muchos casos, a mezclar a niños de edades muy diferentes en la misma clase de religión, con las dificultades de aprendizaje que esto supone para los menores y también para los docentes.
«La edad entre 12 y 18 años es la más importante para formarse religiosamente y no caer en la trampa de las sectas o desviarse y sin embargo no nos hacen caso», lamenta Tatary, que habla también del problema de los profesores de religión islámica, el 90 % de los cuales se encuentra desempleado. EFE