Madrid,27 de octubre de 2016,periodistadigital.com
Representantes de las distintas religiones, juntos en LaSalle Éxito de las Jornadas en La Salle Religiones en España Francisco, con representantes de otras religiones
Madrid,27 de octubre de 2016,periodistadigital.com,Jesús Bastante
Riay Tatary: «El diálogo entre las religiones y el Estado es un instrumento fundamental, no es un capricho«
«Lo que siempre vamos a pedir y fomentar es el diálogo y la convivencia. Reivindicar, sin complejos, el derecho a la diferencia». El vicesecretario general de las Comunidades Judías de España, Elías Cohen, puso voz a una de las reivindicaciones de las mal llamadas «confesiones minoritarias» en España. Una realidad creciente que, este mediodía, tuvo la palabra merced al simposio convocado por una institución católica, La Salle, convocante del IX Simposio del IERMA bajo el tema «Religiones en política, política en religiones».
Tras la presentación del director del IERMA, Carlos Esteban Garcés, quien subrayó que, «en un mundo cada vez más globalizado, percibimos que la armonía entre diversidad religiosa y políticas públicas no ha alcanzado todavía una situación óptima», y ante un auditorio repleto de estudiantes, representantes del Budismo, el Judaísmo, el Islam y las Iglesias Evangélicas trazaron su visión de la sociedad, y pusieron negro sobre blanco algunos de los problemas concretos con los que se encuentran en España.
Aunque vivimos en un Estado no confesional, las «otras» religiones se quejaron del trato discriminatorio que reciben en el ámbito educativo, cultural, legal o patrimonial. Y también, plantearon cuál es, y cuál debe ser, su aportación a la sociedad civil. Para Riay Tatary, presidente de de la Comisión Islámica de España, y la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), «el fenómeno de la globalización ya no tiene marcha atrás, y convierte al diálogo en un instrumento fundamental. Debemos trabajar por un diálogo permanente, no es un capricho».
En este punto, denunció el «fenómeno anti-islámico o islamófobo», y subrayó que «si no hay intercambio, habrá guerra. Lo fundamental ahora es intentar concebir la situación del mundo, dialogar de forma permanente e intentar intercambiar esas ideas, colaborar en todos los aspectos».
Tatary denunció cómo, en la actualidad, existen 280.000 alumnos musulmanes, «pero sólo se atiende a menos del 10%, y sólo tenemos 50 profesores en Primaria», lo que «puede crear malestar en las familias musulmanas. Nos exigían mucho, y hemos cumplido lo que pedía el Estado. Ahora, parece que en algunas autonomías se mueven cosas, pero muy lentamente».
En este punto, el líder de la Ucide lamentó el «sentimiento de discriminación hacia los musulmanes, que no vemos cumplidos nuestros derechos en materia religiosa en la escuela. El niño ve la discriminación en comparación con sus compañeros de clase, y eso no ayuda a la integración». Y, ante todo, «evitar la radicalización», para lo que, destacó, resulta urgente «formar a la gente en los valores islámicos de convivencia, solidaridad, libertad y amor».
Por su parte, Mariano Blázquez, secretario general de FEREDE, defendió la relevancia del protestantismo, «uno de los motores de Europa», en un país donde los evangélicos siempre estuvieron relegados. «Lutero fue excomulgado, y sigue estándolo, cuando lo que intentaba era rescatar los valores de la Iglesia cristiana y devolver su esplendor original».
Tras defender el valor de la separación entre Iglesia y Estado, el responsable evangélico incidió en que «debemos trabajar por una sociedad en la que todos se deban integrar», destacando la relación del protestantismo con los derechos humanos, los cuidados paliativos, la sanidad o la ecología. También en la política. «Se dice que los políticos corruptos confiesan más fácilmente en países protestantes que en otros que no lo son. La corrupción existe, pero dimiten antes», bromeó, o tal vez no tanto.
Para Blázquez, «la libertad religiosa es el penúltimo derecho, un asunto difícil de construir. La tensión entre lo laico y lo clerical es histórica, y todavía se vive en nuestra sociedad. Debemos superarla de una vez por todas». En su opinión, «debemos avanzar hacia una verdadera neutralidad del Estado ante el hecho religioso. Y el Estado debe aceptar el pluralismo, y eso no se ha conseguido».
Sobre las relaciones con el Estado, el responsable de FEREDE denunció la «aplicación muy deficitaria» de los acuerdos suscritos en 1992, y en todo caso con un «desarrollo cicatero en contraposición con lo que sucede con la Iglesia católica». «Necesitamos avanzar hacia un sistema que nos aporte una igualdad de las confesiones religiosas en España», apuntó. «Nadie nos saca a bailar: la derecha, porque no somos católicos; la izquierda, por somos religiosos».
«No puede ser que nuestro interlocutor con el Estado sea el responsable de la cooperación internacional», denunció Blázquez, quien subrayó la obligación, por parte de las confesiones religiosas, de «adecuar nuestra actuación a las libertades públicas, y trabajar para eliminar los grupos exaltados o integristas que pudiéramos tener, y aquellas conductas que no armonizan con los derechos humanos. Y trabajar juntos para el bien común y aportar positivamente a la sociedad».
Elías Cohen, portavoz de las comunidades judías, clamó por «retirar los prejuicios» para «poder hablar en términos de igualdad». «Los judíos somos muy pocos en España, y muchos fuimos descendientes de los sefardíes. Antes de la expulsión y de la Inquisición, el período más negro que se recuerda en España, los judíos sentíamos este país como nuestro hogar».
«Amarás al extranjero, porque extranjero fuiste», subrayó, citando la Biblia, que «es uno de los primeros textos que condenan la xenofobia». Pese a denunciar las amenazas que, en su opinión, sufren hoy los judíos en España, Cohen se comprometió a «aportar lo mejor que tenemos en la sociedad, y a colaborar con otros colectivos, en la sociedad civil».
Finalmente, Enrique Caputo, presidente de la Federación de Comunidades Budistas de España, señaló que «el budismo nace para librar a las personas del sufrimiento, analizar sus causas». La propuesta budista, apuntó, es «poder superar esos venenos inherentes al ser humano, transformarlos. Porque son las causas del conflicto, de la desigualdad», y profundizar en el «respeto al ser humano, que es una de las almas de la democracia. El éxito de la democracia depende de entender que la vida de los individuos es igualmente sagrada».